Hoy hablamos con la experta

Me gustaría presentaros a Lourdes Díaz-Merino. Ella es mi psicóloga, la persona que me ha enseñado a colocar las emociones tan dolorosas que viví tras la muerte de mi hijo y las secuelas del estrés post traumático. Ya sabéis que para mí ha sido fundamental su acompañamiento y la terapia que hicimos juntas. Hoy es ella la que responde a las preguntas que tantas veces nos hacemos y para las que a menudo no encontramos respuesta.

 

Comencemos por el principio, Lourdes. ¿Qué quiere decir realmente estar de duelo?

El duelo es una reacción adaptativa normal ante cualquier tipo de pérdida, incluidas las simbólicas, aunque constituye un acontecimiento vital muy estresante cuando se trata del fallecimiento de un ser querido.

Se trata, por tanto, de modificar los lazos contraídos con la figura perdida y enfrentarse al dolor psíquico consecuente. A esto lo llamamos elaboración del duelo y su resultado puede ser satisfactorio o no.

Algunos de los efectos psicológicos que se han descubierto en las madres que han sufrido una pérdida perinatal son: tristeza, irritabilidad, culpabilidad, síntomas somáticos, ansiedad ante la muerte, depresión y preocupación en los siguientes embarazos.

 

¿Cuándo hay que tomar la decisión de pedir ayuda?

El duelo por la pérdida de un bebé es un proceso costoso y a largo plazo. Es un tipo de duelo muy difícil de elaborar. En la mayoría de los casos, la intensidad de estas reacciones disminuye con el tiempo, sin embargo, una minoría desarrolla complicaciones de estos síntomas que afectan a la salud mental y física.

El tiempo de elaboración del duelo es variable.  No obstante, no hay que estigmatizar el hecho de pedir ayuda psicológica. Si ves que los síntomas te superan o simplemente quieres que un profesional te ayude, no lo dudes.

 

¿Cómo podemos saber que el duelo se está complicando?

Cuando los síntomas acaban apoderándose de la persona que sufre la pérdida, de manera que no hay cambios en su dolor, continúan los sentimientos de culpa, se estanca en una de las etapas o bien hay retrocesos, sería conveniente acudir a un psicólog@ que ayude a canalizar estas emociones.

Cabe destacar que, en estos casos, la forma de afrontarlo dependerá en gran medida de los recursos personales y del apoyo del entorno.


¿Por qué aparece culpa?

La culpa aparece en un alto porcentaje de duelos perinatales. Nuestro cerebro busca constantemente explicación a lo que nos sucede en la vida, para así poder tener sensación de control. Busca qué hemos podido hacer mal o de qué otra forma podríamos haber actuado, para explicar lo sucedido. Aparece entonces la culpa, como mecanismo explicativo.

 

¿Qué argumentos puedo darme para seguir adelante cuando fallan las fuerzas?

Se puede acudir a la autocompasión (entendida como autocuidado). Reconocer que es un momento de doloroso, que es normal sentir dolor y sentir que fallan las fuerzas, ya que el sufrimiento forma parte de la vida. Y ofrecerse palabras o gestos de autocuidado. Se puede responder a la pregunta: ¿cómo puedo cuidar de mí en este momento?

 

¿Por qué aparece el pensamiento mágico cuando estoy sufriendo? Frases del tipo “quizá es que no iba a ser buena madre” nos boicotean…

Al igual que lo dicho en relación a la culpa, nuestro cerebro busca explicaciones y a veces produce esos “pensamientos mágicos”, no realistas, que no se basan en los hechos, pero que cumple ese papel de control, de explicación de lo sucedido.

 

A veces parece que todo lo relacionado con una pérdida gestacional no está autorizado socialmente, o así nos sentimos muchas veces las madres y los padres. ¿Por qué pasa?

La pérdida perinatal constituye una experiencia de gran sufrimiento para los padres. Para entender cómo se vive socialmente hay que entender cómo se está tratando el duelo en nuestra sociedad actual. Cada vez es más aséptico todo lo relacionado con la muerte. Una sociedad en la que no se permite la expresión de dolor, con una tendencia generalizada que incita a la persona a tapar el llanto, a recuperarse rápidamente y a no “rendirse”. Ya no se vela en casa, los velatorios cada vez son más “bonitos”.

Cuando la pérdida contraviene tanto a lo que es esperado como “ley de vida”, se convierte en mucho más difícil de aceptar y se produce un “muro de silencio” como estrategia de evitación para afrontar esa situación de dolor.

 

Muchas veces, tras una pérdida, vemos la muerte y el miedo a morir por todas partes, ¿por qué sucede esto?

Esto tiene que ver con la activación de los sistemas de amenaza. Se produce una activación de una zona de nuestro cerebro llamada amígdala, en el sistema límbico, área que desempeña un papel clave en la búsqueda y detección de señales de peligro. Hay un aumento de adrenalina y cortisol.

Cuando se produce un acontecimiento cercano traumático, se activa este sistema y a veces, cuesta tiempo que se desactive.

 

¿Qué podemos hacer con el miedo para que no nos supere?

Hay que entender que el miedo es una emoción natural, que presenta nuestro organismo como mecanismo de defensa. Nos alerta ante los peligros. Como hemos dicho antes, ante los peligros, se activa el sistema de amenaza.

Reconocer que se tiene miedo, es un primer paso, a muchas personas les cuesta reconocer que lo tienen. El miedo nos paraliza y nos produce un bloqueo emocional.  Dejar de evitar la emoción o las situaciones que nos producen miedo, sin huir, ni evitar, es lo mejor. Pero, poco a poco, con cuidado y atendiendo cada uno a sus propios límites.

 

¿Cómo puede ayudarnos un familiar o un amigo durante el duelo?

Validando su pérdida y su dolor. Permitiéndole y animándole en la expresión de los sentimientos de dolor y tristeza por la pérdida del ser amado, sin salir huyendo cuando lo expresen.

Prestándole apoyo y consuelo. No necesariamente la persona en duelo va a ser la que busque ayuda. Podemos tomar nosotros la iniciativa visitándolo o llamándolo, pero siempre respetando su espacio.

Ayudándole a aceptar que la tristeza, la rabia y la frustración son sentimientos que acompañan a la aflicción y que hay diferencias individuales en el proceso de recuperación. Evitando decir “ya deberías estar mejor”.

Anímale a que realice actividades de autocuidado durante el duelo, como hacer deporte, mindfulness, sin descuidar su alimentación…

 

A menudo, ante la pérdida de un bebé, tenemos que oír frases como “eres joven, tendrás otro”. ¿Es tan complicado de entender para los demás que otro hijo no reemplaza al que se fue?

En nuestra sociedad, no solemos estar preparados para afrontar el dolor ajeno. Al ver a otro sufrir, sentimos la necesidad inmediata de que ese dolor desaparezca. No es fácil estar con el dolor del otro, y sobre todo cuando se trata de un dolor tan grande como ese.

Lo que suele pasar, es que el entorno tiene la “necesidad” de que la madre/padre no sufra, y se le ocurren este tipo de comentarios que, normalmente, lejos de ayudar, provoca que la persona que los recibe sienta que no están entendiendo su dolor.

En este caso, lo que sucede es que no se está validando su dolor, que es muy intenso.

Por eso, no hay que forzarle a intentar sacar algo positivo, haciendo comentarios como, “igual venía con una malformación, y es mejor así”, “todo pasa por algo”, “puedes tener más bebés”, “tienes que ser fuerte por tus hijos/esposo…”.,“ya deberías estar mejor”, “tienes que superarlo”, “el tiempo lo cura todo”.

 

¿Por qué molesta tanto a las personas en duelo ver a embarazadas y bebés alrededor?

Porque nos recuerda nuestra pérdida y nos genera mucha frustración no haber conseguido aquello que tanto deseábamos. Activa nuestro dolor y sentimos indefensión. Es muy humano sentir eso.

 

¿Cómo afrontar las épocas difíciles como los aniversarios?

Para esas fechas es muy conveniente hacer algún tipo de ritual de recuerdo: poner una vela; escribir una carta o un poema; un dibujo; cualquier cosa simbólica que suponga vínculo de recuerdo con el fallecido. Es como cuando llevamos flores a nuestro ser querido al cementerio.

 

¿Dejará de doler algún día?

Si el duelo se resuelve bien, dejará de doler, o al menos no dolerá con la misma intensidad. Nuestro organismo está preparado para afrontar las situaciones de sufrimiento, ya que forman parte de la vida. No obstante, es un hecho que acompañará toda la vida.

 

¿Se puede volver a ser feliz después de un golpe tan grande?

Se puede volver a ser feliz, pero no es un hecho que se vaya a olvidar.

 

 

Lourdes Díaz-Merino.

Psicóloga especialista en Psicología Clínica.

Experta Europea en Psicoterapia.

Miembro de la División de Psicoterapia del Consejo Nacional de Colegios de Psicólogos.

Creadora del Club Sentirse Bien

 

Instagram: @lourdes_diaz_merino

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Lourdes Díaz-Merino

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