Vivir sin saber qué pasó
Convivir con la incertidumbre de no saber qué pasó se ha convertido en un reto cada día. Vivimos en la era del control, estamos permanentemente conectados y localizados gracias a la tecnología y creemos que esos avances lo podemos extender a todo. Pero hay una parte que el ser humano y los avances no pueden abarcar. La medicina llega hasta donde llega, y la vida también.
Al principio tenía la esperanza de que la autopsia revelara algún resultado que calmase mi angustia y me ayudase a vivir con un poco más de paz. Mi mente fabricaba resultados relacionados con cardiopatías incompatibles con la vida o enfermedades mortales… Pero no. Mi hijo estaba sano. Yo estaba sana. Llevé un embarazo sano, sin una sola analítica alterada. Y, aún así, mi hijo murió. De forma repentina, dejándome sin respuestas. Teniendo que convivir con la incertidumbre de no saber qué le ocurrió, y no estamos preparados para eso. Después de dos meses de espera, la autopsia no reveló nada significativo. Muchas veces, muchísimas, me he preguntado que cómo podía ser, si vivimos en un país civilizado y con un control para manejar casi todo. Así que desde entonces le hago frente a los pensamientos que me torturan insistiendo en que quizá le mató aquel plátano que me comí para merendar. O a lo mejor fue que estuve limpiando las juntas de las baldosas el último día de su vida porque quería todo impoluto para su llegada. O tal vez fue el estrés que pasé en el embarazo, y a pesar de que los ginecólogos y mi psicoterapeuta insisten en que no existe base científica para pensar así, yo me lo puedo quitar de la cabeza. Y te das cuenta de que la vida, lo que dura la vida, no lo puede manejar nadie.
Hace poco llegó a mis manos un vídeo que publiqué en la página de facebook Tengo una estrella, donde una tanatóloga explicaba que hay vidas que duran nueve meses y otras que duran noventa años. Todas merecen ser recordadas como vidas completas, hayan durado lo que hayan durado. Me sumergió en un estado de serenidad. Me hizo reafirmarme en lo que tanto defiendo desde que murió Uriel. Que era mi hijo y que merece el lugar especial que ocupa en mi vida y en la de su familia. Aunque no le pudiéramos ver sonreír. Y que yo merezco que mi duelo sea respetado, validado y autorizado, porque es el derecho que tiene una madre cuando pierde a su hijo. Aunque su vida sólo durase treinta y nueve semanas dentro de mí.
Convivir con la incertidumbre no es sólo quedarte sin respuestas. Convivir con la incertidumbre es tener también que ponerle freno a esos pensamientos que a partir de ese momento te asaltarán, ya que no existe otro tipo de explicación. Convivir con la incertidumbre te obliga a aprender a aceptar que en la vida ocurren cosas que no tienen sentido, que son injustas y muy duras. Y aceptar no es conformarte con lo que ocurrió, es dejar de insistir en cómo hubiera sido de otra manera.
A veces duele mucho recordar momentos que me gustaría poder olvidar, pero este es el compromiso que adquirí con mi hijo. Amarlo por encima de todo. Por encima de la muerte, y del dolor también. Con los recuerdos que me arañan el alma y con los que me hacen sonreír. Y así será siempre.
*Por cierto, hoy hace veintitrés meses que Uriel murió. Veintitrés meses, uno detrás de otro. Y yo llevo veintitrés meses echándole de menos.
9 Comentarios
Belen
Lamento mucho tu pérdida! Hoy 5 de Enero hace 8 meses que perdí a Martina, una de mis gemelas!! Y al igual que tú no dejo de martillarme el cerebro pensando en que hice mal! Que causó que de un momento a otro me diera una preclampsia casi mortal, que hizo que mi embarazo tenga que ser interrumpido a las 28 semanas!!
Este camino es demasiado duro, y entiendo perfectamente lo que sientes, aunque el resto del mundo no nos entiendan! En mi caso las personas creen que por el hecho de que una de mis gemelas sobrevivió, debo olvidar el dolor, de haber perdido a Martina!!
Te abrazo fuerte desde ECUADOR.
Virginia del Río
Hola Belén. El otro día hablaba con mi hermana de esto mismo, de cómo en los embarazos gemelares donde sobrevive uno los demás intentan consolarte porque tienes uno vivo. Que por supuesto es una alegría que n hijo sobreviva, que te voy a contar, pero es que tú tenias dos… En fin, es que es un duelo tan incomprendido… Un abrazo enorme de vuelta hasta Ecuador.
Paloma
Gracias por escribir tan claro, por dar visibilidad, por concienciar. Para mi el primer año fue muy duro, esas primeras veces.. . Solo puedo decirte que te abrazo fuerte, muy fuerte.
Va a hacer 6 años que mi hija murió, y cada día de esos 6 años la extraño, la quiero y la hago presente. Una hija es para siempre, esté o no esté.
Hay días que el dolor pega fuerte y barre con todo, esta montaña rusa del duelo…, y hay días que la luz brilla con más fuerza y me acaricia el ❤. La vida, con sus cosas, supongo.
Un abrazo infinito, de alma a alma. Aquí me tienes para lo q necesites. Estas fechas son… Complicadas. No estás sola ❤
Virginia del Río
Qué mensaje tan bonito y tan lleno de luz. Como tú, supongo. Gracias infinitas. Un hijo es para siempre, esté o no esté contigo físicamente. Un abrazo enorme.
Mari
Tiene que ser muy angustioso y duro no poder encontrar una respuesta que te de tranquilidad. Solo espero que pronto el recuerdo de Uriel te de más felicidad que dolor. Un besito al cielo para Uriel por sus 23 meses siendo un angelito precioso . @marisantiso_manualidades ❤
Virginia del Río
Muchas gracias por tu mensaje lleno de cariño. Un abrazo fuerte.
Judith
Así es Virginia. Gracias por tus palabras, como siempre. Mi niño se murió a las 37 semanas el pasado mayo tras un embarazo envidiable. Todos los análisis bien. Todas las ecografías bien. Yo me encontraba genial. Por si te sirve, no tuve nada de estrés. Nada en absoluto. Nunca en mi vida he estado más tranquila. Y aún así, se murió. De un día para otro, porque el día anterior había tenido un monitor y una ecografía, y la noche anterior me estuvo dando patadas un buen rato. Y la autopsia y demás pruebas posteriores no han revelado nada. Así que nos quedamos con esa duda permanente. Y sí, los pensamientos de culpabilidad y justificativos son de lo más variado y rocambolesco: aquel viaje, aquel paseo, aquello que comí, aquella postura en la que me senté… Me he acordado mucho estos días de Uriel, sabiendo que dentro de poco hará dos años que se marchó. Además, en fechas como estas. Solo puedo desearte toda la fuerza posible para que pases estos días lo mejor que puedas. Tu niño está en el pensamiento de todas las mujeres a las que, como yo, estás ayudando. Un abrazo grande
Virginia del Río
Ay, Judith, siento la tardanza en contestar pero qué bien haberme encontrado con tu mensaje que tanto bien me hace. Sí me sirve que me digas que no tuviste estrés, porque esa palabra me sigue persiguiendo… Gracias por escribirme, de corazón. Un abrazo enorme y ojalá estés un poco mejor. Me siento muy identificada contigo, yo también tuve monitores y revisión la tarde antes y estaba todo perfecto. En fin, la vida.
Judith
Muchas gracias por responderme Virginia. Creo que eres un ejemplo de salud mental en un proceso tan difícil como este, no sé cómo lo haces. Bueno sí, con mucho trabajo y mucha voluntad.
Nosotros lo vamos llevando, pero mi pequeño Héctor cumpliría un añito este 12 de mayo, y ver esa fecha aproximarse en medio de este confinamiento está siendo difícil. Además, aunque lo intentamos de nuevo, parece difícil si no imposible por mi edad que podamos darle un hermanito. Por lo tanto no solo es el duelo por el hijo que se fue, sino también por los que no vendrán. Y hacerse a esa idea está siendo complicado, sobre todo por las historias que me cuentan, que parecen tener un final semi- feliz o agridulce, porque muchas parejas que pierden un hijo así ya tenían otro, o tuvieron otro después. Pero si esa motivación no existe, estás tú y solo tú para reponerte.
Supongo que por las fechas me encuentro en un punto más oscuro de lo normal. Confío en que veré la luz algún día.
Gracias por compartir tus pensamientos