Y tú que no lo has vivido, ¿sabes qué significa perder a un hijo?
Hace un año que inauguré el blog y comencé con este proyecto que ha creado una bonita familia con los corazones rotos pero con un gran valor. La gente más valiente que conozco es la que ha mirado a la muerte a los ojos y aún así ha sacado fuerzas para seguir viviendo. Hace un año que abrí la puerta de mi corazón para compartir lo que se siente y lo que significa perder a un hijo. Y ahora me doy cuenta de todo lo que aún tenía que sanar… La transformación es un proceso que lleva su tiempo, aunque nos apresuremos por levantarnos pensando que así dejará de doler antes. La muerte de un hijo no se supera nunca, pero se va aprendiendo a vivir con ello.
Así que ahora, un año y nueve meses después, soy capaz de verbalizar lo que sentimos los padres cuando nuestras ilusiones saltan por los aires. Desde que te comunican que tu bebé no tiene latido, una parte enorme de nosotros se muere con ellos. Mamás y papás vamos a la deriva intentando asimilar la mala suerte de haber perdido a nuestros hijos, algo que te transforma en otra persona distinta a la que eras.
Perdemos mucho, mientras que no ganamos nada. Pero todavía hay mucha gente que no sabe lo que verdaderamente significa esta desgracia. Y sigo con la idea de concienciar a una sociedad que todavía es muy pobre en el manejo de las emociones. Que te anima a pasar página como si a un hijo lo pudieras borrar del libro de tu vida con un tachón.
El diccionario no tiene suficientes palabras para que yo pueda expresar lo que significó perder a Uriel.
Se me apagó la luz.
Porque perdí al bebé que fue y al hombre que sería.
Perdí sus abrazos, sus te quiero, sus lo siento. Y perdí los míos.
Perdí la luz de sus ojos, la sensación de pasar la mano por su pelo, por su cara.
Perdí la ilusión que me hacía verle con sus abuelos y sus tíos. Y jugar con sus primos. Disfrutar mientras crecían juntos.
La vida que había planeado para nosotros.
Me quedé sin ilusiones, sin fe, sin paz.
Me quedé sin escuchar el llanto de mi hijo, en cambio sonaba el mío. Me quedé sin verle abrir los ojos por primera vez, sin su olor a vida.
Perdí las noches en vela, las madrugadas en urgencias, los virus de guardería.
Perdí dientes que se caen y regalos del Ratoncito Pérez que ya no existen. Noches de Reyes, regalos que se quedan en una lista imaginaria. Las velas que soplaríamos en sus cumpleaños.
Perdimos vacaciones de verano con los abuelos.
Me quedé sin el estudiante que sería, sin el hombre que vería alejarse de mí para escoger su propio camino.
Sin su brazo sobre mi hombro. Sin los besos que nos daríamos.
En cambio me quedé con el dolor que te atraviesa. Con la angustia de saber que no está y tampoco estará más.
Me quedé con un amor inmenso que no sabía a dónde ir.
Y me quedé con un montón de recuerdos que no quisiera conservar.
La hamaca y el colchón de la minicuna que descambiamos fuera de plazo porque a la chica de la tienda se le heló la sangre al comprender lo que había pasado y admitió la devolución.
El chándal que su tía le compró a juego con su primo Marco. La ropa que iba a heredar de los mellizos y nunca se pudo poner. Las veces que molestaría a su tío pediatra con miedos de madre primeriza.
Las noches en las que alargaba la mano y no encontraba su cuna, solo soledad y vacío.
Esa indescriptible sensación de vacío…
El hospital. Volver a casa sin ti. Seguir la vida sin ti…
Pero estás presente, aunque no estés conmigo. Porque estás en mí.
Porque un hijo es para siempre. Esté donde esté.
*En homenaje a todos los bebés que se marcharon antes de que los pudiéramos abrazar. Y en reconocimiento al valor de sus padres para seguir adelante.
*Con la idea de visibilizar este duelo tan desautorizado, de darle luz a nuestros hijos, y respetar nuestro dolor.
33 Comentarios
Laura
Da gusto lee tus palabras, y todo lo que perdemos cuando no los tenemos q nuestro lado…ojalá Virginia entre todas consigamos que se conciencie la sociedad y empiecen q ver a nuestros hijos como personas que estuvieron y murieron…Uriel, Hugo, Félix todo esos bebés se lo pasan genial en ese arcoíris mientras que nosotras damos cuerda a nuestros corazones para que sigan latiendo. Un abrazo enorme de otra madre que te entiende
Virginia del Río
Gracias, Laura, por tu mensaje lleno de amor. Me reconfortan tus palabras. Un abrazo de vuelta. Seguro que están todos juntos.
Rosario
Cuanta verdad, se piensas que son pegatinas que se puede olvidar, que nunca pasas página porque ponese cosas en las redes oy no es así es decir:soy madre y voy a recordar a martín siempre y sobretodo hablar de el, ya q no pude tenerlo aquí conmigo, muchas gracias virginia es precioso.
Virginia del Río
Gracias a ti, Rosario. Martín siempre estará contigo, igual que Uriel conmigo. Te abrazo.
Paloma
Toda la razón en tus palabras. Con Andrea se fue toda la vida que había imaginado, la que nunca será. Soy otra persona distinta; antes de Andrea y después de Andrea…
Nada jamás volverá a ser igual, una hija es para siempre, esté o no esté. No se supera nada, se aprende a vivir con ello
Miro atrás y no puedo creer que hayan pasado casi 6 años con los brazos vacíos. Y duele, no dejará de doler. Y no cambiaría un solo segundo de los que pasé con ella, pero duele tanto su ausencia…
Gracias, muchas gracias
Virginia del Río
Gracias a ti por escribirme. Un abrazo inmenso.
Lucía
Te mando un abrazo enorme paloma. Creo que solo quien lo ha vivido sabe lo muchísimo que duele. Los demás ni se lo imaginan…
Hace poco una de mis mejores amigas me dijo, con buena intención pero muy desafortunadamente: “ por qué no lo intentáis otra vez y así te olvidas un poco?”
Esta amiga es madre, y aún así no entiende el dolor que me produjo esa burrada…. no se lo dije, pero fue como un puñal.
Olvidarme de mi hija? De quien me he olvidado es de mí.
Elena Martín
Hola, buenas noches.
Quería agradecerte por poner voz a nuestro sentimiento …por escribir lo que pensamos y sufrimos cada una de las madres que perdemos a nuestros bebés antes de abrazarles.
Yo soy mamá de Dácil y Gara, volaron de mi vientre al cielo cuando estaba de 5 meses y 5 meses y medio de gestación, respectivamente.
De eso han pasado 11 y 7 años y medio.
Fué algo realmente traumático, ya que las perdí en casa, con Dácil, rompí la bolsa y la expulsé sin dolor alguno, como si estuviera haciendo pis (perdón por el simil).
Con Gara fué peor, tuve contracciones de parto y una hemorragia, además que en ese momento me encontraba sola en casa.
En ambos casos, me hicieron legrado y mis estancias de 24 horas en el Materno fueron horrorosas …soñaba con el momento de estar alli, pero nunca imaginé que fuera para sentir el dolor más grande que haya sufrido jamás.
Esa frase que yo he dicho tantas y tantas veces en los últimos once años y que tú escribes en tu texto: “el dolor por la pérdida de un hijo, no se supera …simplemente, se aprende a vivir con ello”.
Creo que son las palabras que mejor representa nuestra vida después de …
De nuevo …muchas gracias por compartir y hacernos sentir que no estamos tan solas en este mundo de dolor, pero también de superación.
Saludos.
Virginia del Río
Hola Elena. Qué difícil la vida a veces, verdad? Lo que una imagina se deshace como un castillo de naipes en el aire y te quedas como ausente…intentando encajar ese golpe con toda tu valentía. Te abrazo en la distancia y te felicito por tu trabajo de duelo.
Amparo
Precioso lo que describes. Me ha dejado sin palabras. Mucho ánimo para todos esos.as padres.madres que habéis vivido esta situación.
Virginia del Río
GRACIAS.