Yo lloro todos los días porque echo de menos a mi hijo

Normalmente, no hay día que no se me escape una lagrima o un ciento. En el último año y casi cinco meses de mi vida he llorando en trenes, autobuses, metros, por la calle, al cerrar la puerta de casa detrás de mí, al meterme en la cama, al despertar, al salir de un médico, al sentarme y comenzar a hablar, al ver a mis sobrinos dormir a mi lado y echar de menos esa imagen con mi hijo… Lloro por lo que no pudimos compartir, lloro por rabia que me da que nos tuviera que tocar a nosotros, lloro porque no entiendo que un ser tan perfecto y tan sano se muriese de repente, con el tiempo que yo llevaba esperándole. Y a veces esto pesa como una catedral.

Meses atrás llevaba la contabilidad de si un día no lloraba, y lo señalaba como un avance en el camino del duelo. Luego, si pasaba cinco días seguidos llorando, lo etiquetaba como un paso atrás. Hace poco solté ese lastre autoimpuesto de decidir si a menos mililitros de lágrimas menos dolor, porque no hay nada más erróneo.

Lloramos porque es una manera de expresa una emoción. Lloramos cuando algo nos duele y también podemos llorar de alegría. Son tantas las emociones que acompañan la existencia de Uriel que he entendido que las lágrimas solo expresan lo que llevo dentro. A veces es agradecimiento, por haberme hecho tan feliz, tan brutalmente inocente, tan afortunada, durante 39 semanas de mi vida. Otras es tristeza porque le echo infinitamente de menos. Algunas porque siento compasión por mi dolor y por el dolor de las personas que sufren, me hermano con todas ellas.

A veces he llorado por la carga emocional que llevo encima, y me he topado con alguien poco amable. Otras porque si esa persona me hubiera entendido un poco más me habría ahorrado toneladas de sufrimiento extra.

Muchas veces cuando lloro me llevo las manos a la cara y el otro día encontré esta imagen.

Martin Hudáceka

Muchas veces me visualizo así y me imagino a Uriel en algún lugar de la habitación consolándome. Y me da paz.

Llorar es como beber un poco de agua cuando se te atasca algo que has comido en la garganta. Es aliviarnos de peso. Es reconocer que algo duele porque antes importó mucho. Llorar es permitirle a esa emoción que siga viva.

Y si no me ves llorar, porque prefiero hacerlo a solas o porque expreso mis emociones de otra manera, no es que la herida ya no duela. Hay muchas maneras de expresar el dolor. Durante el primer año de duelo, he oído varias veces “te veo muy bien, Vir, tú eres valiente”. Son comentarios hechos con la intención de animar y reconocer la fortaleza de la que estamos hechos, aunque no lo supiéramos hasta el momento en que la vida nos puso a prueba. Pero yo siempre digo lo mismo: soy valiente, porque a pesar de todo me levanto y sonrío, pero el peso de la ausencia convive conmigo, puerta con puerta, ahora más sereno, menos desesperado, pero a mi lado.

Así que si me estás leyendo y algo te duele, llora todo lo que sea necesario. Que nadie minimice tu pérdida. La vida está llena de momentos duros y difíciles, así que llora hasta que estés preparada para hacer otra cosa que no sea llorar.

36 Comentarios

  • Milangela Araque

    Hola Virginia, gracias por escribir sobre lo difícil que es este proceso de duelo. Creo no equivocarme cuando afirmo que solo nos podemos entender entre madres que hemos pasado por este sufrimiento. En mi caso, acabo de cumplir 8 años que tuve a mi primer angelito y murió a los 23 días de haber nacido, y hace un año volví a pasar por el mismo proceso con mis morochitos. Tengo 3 angelitos y me considero una madre. Lloro todos los días aunque mi vida continúe y los que está a mi alrededor me vean fuerte. Hoy tomé la decisión de escribir sobre mi dolor y mi proceso y tu espacio me ha servido de inspiración para esa decisión. ¡¡Un abrazo desde Venezuela!!

    • Virginia del Río

      Hola querida mamá. Gracias a ti por compartir aquí tu historia y tu dolor. No hace falta que te diga que eres una mujer muy valiente y que te admiro. A veces la vida puede ser muy injusta. Te envío un abrazo enorme

  • Leticia

    Hola bella!! Por dentro y por fuera!!! Se de lo que hablas … Lloras cada vez que te acuerdas y si no lloras se supone que estás mejor… Pero NUNCA estás mejor, eso no se olvida… Da igual lo que te digan y los “ánimos” que puedan darte porque nunca te animas… No lo olvidas … Aunque pases día a día y sigas adelante… He llorado, siempre sola, no me gusta que me vean llorar… Y nadie se ha tomado la molestia de decirme llora, no te preocupes, desahogate, habla, simplemente respiras, y sigues… Gracias a la vida tengo a mi reinita, mayor que mi estrellita del cielo, y a mí arcoiris maravilloso que vino después de año y medio de tristeza… Pero no por eso olvido… JAMÁS…
    Tenía 5 meses de embarazo y rompí aguas…llegamos al hospital y nos dieron las peores noticias que uno espera… estaba sin latido… Me metieron en una habitación de maternidad (a mi modo de ver algo inhumano para una persona que está pasando por eso, oír a bebés en las habitaciones de allado, ver la felicidad de esos papás…) Mi pareja no pudo entrar… Estaba sola y recuerdo a una enfermera que me dio la mano y lloró conmigo … No poder verlo a él, pero si ver cómo traen un “balde” y lo meten ahí sin vida… Tan chiquito que lo tenía sostenido con una mano… No lo vi a él pero si vi como ella se movía y lo cogía y siempre intentando q yo no lo viera… Se lo llevan… Entra tu pareja, te abraza …no nos decimos nada… Solo lloramos y nos abrazamos… Y al salir del hospital te ves obligada a pasar x esas habitaciones con ramos de flores en las puertas, con gente contenta por los pasillos,con bebés llorando .. y a ti se te cae la vida en cada paso …
    Nunca había podido decirlo… Ahora me desahogue contigo, lo siento…
    A veces pienso que fue mi culpa porque mi padre había fallecido 2 meses antes después de pasar 3 meses de sufrimiento en la UCI… Y por pena lo perdí… Otras veces creo que simplemente la vida no es justa … O porque tenía que pasar y punto… Pero nunca es justo…
    En fin… Mucha fuerza cielo!!! Y perdona porque alomejor te agobié un poco…

    • Virginia del Río

      Hola querida mamá. Gracias por compartirnos tu historia. En efecto, ningún paso que damos en el camino de duelo es fácil, pero aquí seguimos, caminando… Es tan dura esta experiencia y es tan necesario que la compartamos para visibilizar y que nos entiendan… Te mando todos los abrazos del mundo.

  • Nieves

    Gracias Virginia por visibilizar la perdida de estos bebes. Mi hija falleció a los 11 minutos de nacer, y una persona cercana llegó a compararlo con un aborto. Nadie sabe lo que se siente, hasta que no lo vive. Yo me parti por dentro y ya nada volvió a ser igual. Es un dolor inexplicable, aunque no tuve fuerzas para verla, es como si hubiera formado parte de mi toda la vida. Dos años después todavía lloro al recordarla y no tengo respuestas a lo que pasó. Como dice soyunadramama me reconcilie con la vida al tener a mi pequeño arcoiris aquí conmigo. Pero hay que visibilizar ese dolor, debería de haber protocolos para este tipo de muertes, y es más para los embarazos posteriores….. Fue un continuo sufrimiento hasta las 37 semanas. En mi caso encontré a mi ginecóloga Leticia Benasi en Monte Príncipe, que fue mi ánge,l mi psicóloga ,mi todo y sin ella no podría haberlo conseguido. Desde aquí se la recomiendo a todo el mundo que haya pasado por lo mismo y quiera intentar un nuevo embarazo después de una perdida así. Es necesario profesionales que nos acompañen y nos comprendan.

    • Virginia del Río

      Hola Nieves, te leo y comparto tu dolor y tus sentimientos… Estoy de acuerdo contigo, el soporte emocional es fundamental en embarazos posteriores. Nadie sabe lo que hemos pasado y supongo que a los miedos que te enfrentas después son brutales. Yo no soy la misma de antes tampoco, no creo que ninguna podamos serlo porque lo que vivimos nos cambia, y pretenderlo tampoco sería justo con nosotras mismas. Te mando un abrazo fuerte con todo mi cariño.

    • Lucía

      Nieves,

      Te mando un abrazo enorme de todo corazón. Y te felicito por tu arcoiris.
      Hace 2 meses y medio que perdí a mi estrellita, y me parece imposible volver a ser feliz.

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