La soledad del duelo
Llamo así al momento en que todos se marchan. Al instante en que el mundo vuelve a ponerse en marcha y tú te quedas sola, detenida en un segundo que cargarás a cuestas siempre. A tus espaldas. Parada en un fotograma de tu propia historia, sabiendo que no volverás a ser la de antes, aunque tampoco lo pretendas, porque la vida sólo va hacia adelante. Somos lo que vivimos, lo bueno y lo malo, así que después de perder a un hijo, lo que eras se queda sólo en un recuerdo. Cuando se apagan las luces, tu entorno te ofrece su hombro y su mano. Y seguramente los…
Aprender a caminar de nuevo
Posiblemente, es la metáfora más acertada, la que mejor describe esta época, con la que me siento más identificada. Aprender a ponerte de pie y, después, conseguir mantener el equilibrio. Tambaleándote, sintiéndote en la cuerda floja. Conseguirlo y, entonces, dar el paso. Y que ese paso sea más difícil que el primero que diste en tu vida, cuando lo fácil era gatear. También ahora quieres gatear. Agacharte, no tener que levantarte, pero lo piensas sabiendo que lo tienes que hacer. Yo era una mujer con herramientas personales suficientes, conseguidas en su mayoría en mi etapa de adulta, a golpe de terapia, y lo había perdido todo. Me había preparado a…
¿Cómo sobrevivir a que tu hijo muera dentro de ti?
El 23 de enero, cuando me comunicaron que el corazón de Uriel no latía, yo tampoco lo sabía. Qué ironías, la mañana de antes había estado en monitores y la matrona me dijo que su corazón galopaba como el de un caballo. Después, ella me acompañó en el parto y me confesó que cuando le contaron que había ingresado porque mi bebé había muerto no se lo podía creer… Tampoco mi ginecólogo, el doctor Duárez, de la Fundación Jiménez Díaz. Había estado en revisión con él unas horas antes, la tarde anterior. Esperábamos vernos las caras otra vez cuando Uriel decidiese salir al mundo, pero no fue así…Vuelvo al tema…
Tengo una estrella. Un bebé estrella.
Que nació y murió dentro de mí. Al que no pude acunar y que se fue antes de poder tocarlo. Nos conocimos en el hospital, en una visita a mi ginecólogo. Le miré y me enamoré. Le miré y sentí que toda mi vida cobraba sentido en ese instante. Un instante que duró 9 meses… Se llamaba Uriel y su corazón dejó de latir en la semana 39 de gestación, llevándose parte del mío. Uriel, mi bebé luchado. Uriel, el sueño de mi vida. Tardó en llegar y llegó sano, guerrero como su mamá, fuerte. Un embrión que se aferró a la vida a la primera y dejó a los…